De entrada, en tu estancia no pasará el tiempo. Pasen los años que pasen, tu sala de estar y tu sofá estarán siempre de moda. El color blanco es una apuesta segura que siempre triunfa porque es sinónimo de glamour y elegancia.
Además, un ambiente del todo blanco hace que los elementos arquitectónicos especiales destaquen: unas vigas de madera o una columna.
Por último, pero no por ello menos importante: agranda el espacio. Si tu sala de estar no es muy espaciosa, optar por un estilo del todo blanco hará que se amplíe visualmente: tu sala de estar parecerá más amplia de lo que es.
A pesar de nuestra pasión por estas estancias monocolores, no debemos olvidar que un poco de color será necesario para darle un toque de personalidad: los textiles del sofá son la excusa perfecta para romper el blanco. Sobre tu sofá blanco puedes poner una manta y unos cojines de cualquier color. Por lo tanto, desde colores tierra, más neutros, hasta verdes, rojos, amarillos o azules, ¡lo que más te apetezca!
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